Instrucciones para dar un abrazo

Atención,
antes de nada,
lee la etiqueta
(es decir, mira a los ojos)
porque hay gente que puede ser alérgica.

¿Lo hiciste?
Bien, concéntrate.
Suelta tus brazos,
déjalos relajados,
que caigan hacia el suelo.

Siente tus dedos:
se han vuelto pesados.
Ahora es como si cargases con una nube de energía
alrededor de tus manos.

Levanta los brazos,
ábrelos
como si fueses a coger una gran pelota de playa.
Acércate al que tienes delante
y siente cómo te está esperando.

Si es más alto que tú,
entra bajo sus brazos;
si es de tu misma estatura,
un brazo sobre su hombro
el otro bajo el sobaco
y, si has tenidos suerte,
y tú eres más alto,
no fallarás:
rodéale por los hombros,
pegándote a su cabeza,
ajustándola en tu regazo.

Ahora, atento,
lo más importante ha llegado:
oprímete, firme, contra él,
cuerpo a cuerpo
espalda junto a brazos,
como queriendo unir vuestros latidos
y fusionar vuestros pedazos.
Siente esa energía que traías
y transpórtasela a tu otra mitad,
liberándola en el centro de vuestro abrazo.

Y aguarda,
disfruta,
saboréalo el tiempo que sea necesario,
pues un abrazo es el mejor momento
para sentir cómo la vida está respirando.

Keral

Instrucciones para procrastinar en 12 pasos

Instrucciones para procrastinar en doce pasos.

  •  Uno: Siéntate
  •  Dos: Piensa en todo lo que deseas hacer
    en todo lo que te ilusiona,
    te llena,
    te conmueve.
  • Tres: Busca un papel
  • Cuatro: Escribe en él tus ilusiones,
    tus sueños,
    tus deseos y emociones.
  • Cinco: Toma unas tijeras.
  • Seis: Recorta,
    poco a poco
    cada una de las cosas que has ido apuntando.
  • Siete: Reúne tus sueños,
    tus deseos,
    tus emociones,
    y júntalos en una pila.
  •  Ocho: Busca un bote,
    de cristal, bien transparente,
    sin etiqueta
    ni dibujos.
  • Nueve: Toma tus sueños,
    tus deseos,
    tus emociones,

    y mételos en el bote.
  • Diez: Llénalo con agua,
    hasta arriba,
    y ciérralo bien fuerte.
  • Once: Ponlo en tu despacho, en la cocina, en la bañera,
    al lado de la tele
    o cerca del microondas,
    en definitiva,
    en cualquier sitio en el que lo vayas a ver cada día.
  • Y doce: Obsérvalo.
    No dejes de mirarlo,
    todos y cada uno de los días,
    intenta leer las letras,
    que queden todavía visibles,
    pero nunca lo abras
    ni memorices
    cualquiera de las frases escritas.
    Y sigue así cada día,
    hasta que los papeles no sean más que grumos uniformes
    y te preguntes por qué,
    por qué nunca intentaste realizarlas,
    alguna de aquellas absurdas,
    locas,
               e irrealizables
                                           utopías.

Keral